domingo, 4 de octubre de 2009

A Mélida



Veo los dedos de mis pies apoyados en el borde de la pileta y no los reconozco, siempre fueron tan delgados? ¿Qué les pasó?
Miro este cielo inmenso que no puede transportarme como quisiera, sin dolor, lejos de mí, de esta cabeza rota, de este sol de verano que me toca la piel como pidiendo permiso, de este susurro que me nombra y hoy me ha seguido hasta el jardín.
Toco con la punta de los dedos el agua fría y una onda se repite trasladándose hasta desaparecer frente a mí, el tiempo va a detenerse en una bocanada de aire.
Quisiera tener otro cuerpo para entregarle a estos pájaros que despiertan y entre las ramas de los pinos comienzan a verme con el camisón arrugado el pelo revuelto y una necesidad imperiosa de desaparecer, quisiera devolverles al menos un sonido, una nota que de mí naciera pero no, soy una vieja composición en un cajón vacío, la nota que no elegiste nunca.
Un hilo blanco que apenas cuelga del camisón va a desprenderse en el instante previo que mi cuerpo caiga al agua y se hunda.
Viajando entre los dedos una hormiga se desliza por mi pie velozmente, quiero ir con ella, vivir en el hueco de la tierra que ha construido donde la oscuridad la protege y cientos de hormigas la defienden, la veneran, la obligan, la devoran.
Ya no hay lugar donde pueda estar, sólo quiero encontrar el silencio para calmar estas voces que no me dejan dormir, esta angustia que me asfixia, tal vez debajo del agua atravesada por los rayos del sol, me abrace por fin el eco de las burbujas que mi boca despide como un sonido cristalino atravesando mi mente, cajita musical de mi niñez.
¿Es en esta profundidad dónde encontrarán mis sueños boca abajo?
Lentamente desciendo y me hundo en un fondo celeste…
Puedo sentir apoderándose de mí el desasosiego inmenso que me recorre el cuerpo y ya no tengo voz, completamente empapado mi cuerpo desvencijado sacarán del agua y sólo los pájaros reconocerán mis pies delgados y fríos.
Ya no tengo manos, ni huesos, ni nombre, la quietud aquí abajo es infinita mi peso ha desaparecido al fin.

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