sábado, 17 de octubre de 2009

La construcción de personajes

Miguel A Cáliz
Es imprescindible tomar conciencia de la importancia de la definición de los personajes y sus repercusiones en el acto narrativo. A la hora de escribir relato es fundamental fijar de forma inmediata e inequívoca al personaje, primero porque en literatura no caben vacilaciones ni errores de construcción, ysegundo porque en el género breve el personaje no suele tener tiempo de corregirse, de evolucionar, detransformarse. Salvo cuando la propia acción, el argumento del relato, así lo imponga. Así pues, esimprescindible huir de las contradicciones y buscar la seguridad. Una vez asumido tal rigor, es ademástener en cuenta una serie de consejos:Economía descriptiva, esto es: si se puede hacer en dos palabras no emplear tres. En relación a esto,hay una serie de cuestiones que el escritor debe tratar de evitar.- no deben incluirse aspectos que no sean significativos para el relato.- no hay que cargar la narración con descripciones de personajes irrelevantes.- huir de personajes planos o despreciables. El personaje debe ser atractivo, interesante para el lector(aún cuando se trate de tipos malos por naturaleza). El autor debe amar o como mínimo sentir interéspor sus personajes, para de alguna forma comunicárselo al lector. Nunca hay que denigrar ni menospreciargratuitamente a los personajes, mucho menos a los protagonistas.- no cambiar nuestra relación con el personaje, no variar el punto de vista o la opinión que tenemos deél. Después de todo, el escritor tiene que tratar de formular con el lector una especie de contrato, unade cuyas normas es la opinión que el narrador tiene de sus criaturas, y por tanto no es convenientetraicionar este contrato cambiando a mitad del relato la psicología del personaje.Usar la imaginación del lector como aliado, bien estableciendo relaciones de empatía o afinidad entre ellector y los personajes (cosas que todos tenemos en común, aficiones, vicios, costumbres, etc). Bienacudiendo a modelos o estereotipos de personajes que el lector reconoce y sitúa. Por ejemplo: bastacon decir que fulano es un Sancho Panza disfrazado de pintor bohemio, para que cualquier lector tengaya en su mente una página completa con la descripción minuciosa de dicho personaje. A este respecto,recordar cómo las fábulas tenía ya organizadas las características propias de cada personaje, y notenían de definirlo. Esa era una de sus cualidades como fórmula narrativa.Hay que tener en cuenta asimismo que describir o definir es acotar, y que hacerlo en exceso puedelimitar al personaje, mientras que dar una mera característica humana del mismo, general y significativa,puede ser más efectiva para el relato ya que el lector tendrá la posibilidad de terminar de construirlo.De esa forma además, tendremos cientos de personajes distintos, uno por cada lector, e incluso, unopor cada lectura diferente que se pueda llevar a cabo.Formas de tratar a los personajes de algunos autores:Chejov llenaba de vida a sus personajes, los hacía muy humanos, plenamente reconocibles para ellector en sus características. Para ello describía, normalmente al inicio, algún rasgo del carácter o losdetalles físicos más destacados. Los relatos del ruso son un catálogo de tipos humanos, una especie detaxonomía de sujetos de su época, donde se incluyen defectos y virtudes por igual. Sus relatos funcionanen buena medida por esa capacidad suya para entrar en la esencial del personaje, y moverlo apartir de ese núcleo. De hecho, continúan funcionando porque las pasiones y conflictos humanos siguensiendo los mismos ahora que entonces.Los personajes de Cortázar suelen ser hombres normales, tipos cotidianos a los que asalta lo imprevistoo lo fantástico. Esa normalidad permite al lector identificarse con ellos. Cortázar ha reconocido enalguna ocasión que en cierto modo usa a los personajes, que pueden ser marionetas manejadas paraconcretar la acción, el suceso o mecanismo narrativo que a él como autor le preocupa. Tiene relatoscomo “Casa tomada” en el cual solo uno de los dos hermanos tiene nombre, o como en “La autopistadel sur”, donde a pesar de que aparece más de veinte personajes, prácticamente ninguno tiene nombre.En “Continuidad de los parques”, o “No se culpe a nadie”, el protagonista permanece inombrado, sinrostro, de forma que el lector puede más fácilmente identificarse con él.Borges puede construir personajes históricos cuya virtualidad procede de la erudición que le concedesu autor, o puede acudir a la realidad, y convertir a personajes de carne y hueso, él mismo o sus amigos,en sujeto de sus relatos. En cualquier caso, en sus héroes siempre hay un juego entre lo ficticio ylo real, entre lo que anda en la cultura y lo que suponemos que es plenamente cierto. Su interés porotorgar verosimilitud a la narración, le lleva a incluir personajes reconocibles, de forma que sea lahistoria (lo que el lector reconoce de esa historia) la mejor aliada del escritor.Merced Rododera, que es una escritora muy sobria, construye en cada relato una mujer distinta, un serhumano. Sus relatos consisten básicamente en la descripción interna de sus protagonistas, y la narraciónavanza en el propio devenir interno del personaje.Ignacio Aldecoa, escritor realista de la generación del medio siglo español, mira a sus personajes comoun científico que observa el comportamiento de un grupo de animales: describe sus conductas, susactuaciones, y su lenguaje de forma magistral, pero no se atreve a formular sobre ellos el menor juicioni la más mínima apreciación. Deja al lector la tarea de juzgar, y por tanto de construir al personaje apartir de la calificación que le merecen dichos actos. Igual procedimiento sigue Raymond Carver, queno en vano ha sido situado por la crítica en la corriente del realismo sucio norteamericano. Si bienCarver es aún más aséptico que Aldecoa, a la hora de hacer juicios sobre sus criaturas.Juan Rulfo deja que sean los diálogos con los otros personajes y la voz interior del protagonista la quelo describa. Y en un último caso, intenta que el personaje se confunda con el narrador. En una especiede vuelta de tuerca literaria, los campesinos que protagonizan sus historias hablan con él, lo sustituyen,lo contradicen, se mezclan con el narrador omniscente, hasta formar una nueva forma de discurso.Juan Carlos Onetti va más allá de lo que todos suponemos del personaje, trata de radiografiar su formamás interna de ser, sus sentimientos más ocultos. No le interesa la descripción de sus personajesporque eso sería lo que muestran a los demás, y él se permite dudar en muchos caso del valor de esaapariencia, porque asume que todos mantenemos una fachada, una pose que en realidad es falsa, y laverdadera forma de ser se encuentra en lo que tratamos de esconder. Ese es para él, el trabajo delescritor, el de entrar al substrato oculto que incluso los seres de ficción poseen

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